Cuando empecé a hacer mis propias tartas y bizcochos, una de
las primeras recetas que probé fue hacer un pastel de calabaza. Fue fácil de
hacer y desde la primera vez me quedó muy rico, y con el tiempo he ido
modificando un poco la receta, que hoy comparto con vosotros.
Ingredientes:
3 huevos tamaño L
225 gramos de azúcar
200 ml de aceite de oliva
200 ml de leche
Aroma de limón (o ralladura de limón en su defecto)
200 gramos de harina
1 sobre de levadura en polvo Royal (o la de la marca del
Lidl)
250 gramos de calabaza pelada congelada.
Paso previo (truco del almendruco):
Dejas descongelando del día anterior la calabaza. Si no te
has acordado, la descongelas en el microondas y escurres bien el líquido. Si no
tienes calabaza congelada, deberías cocerla, porque si no está muy dura, por
eso yo utilizo congelada, porque una vez descongelada ya está blanda y un paso
que me ahorro.
Elaboración:
Bates los huevos y una vez batidos los mezclas bien con el
azúcar. Incorporas el aceite de oliva, la leche y el aroma de limón y bates la
mezcla.
Una vez batido, incorporas poco a poco la harina con la
levadura, hasta que te quede una mezcla homogénea.
Finalmente incorporas la calabaza bien escurrida y lo
mezclas todo con la batidora, con el utensilio para hacer purés. Esto hará que
te quede una mezcla fina, sin “tropezones” de calabaza. Os tiene que quedar
como en la foto.
Viertes en un molde, y lo metes al horno precalentado a 170-180
grados durante 35 minutos. Pasado ese tiempo pincháis en el centro del pastel
con un palo de brocheta, cuchillo o lo que tengáis a mano. Si sale limpio,
sacadlo, si no, cinco minutos más.
Una vez fuera, dejar enfriar y desmoldar. Lo mejor es
consumirlo unas horas después, lo óptimo de un día para otro. La textura que
queda no es de bizcocho, a pesar de la apariencia inicial, si no de quesada.
Está buenísimo, y está genial tanto para desayunar como para acompañar el café
o tomarlo de postre acompañado de helado de vainilla.
Habrá escépticos que no les llame probar un pastel de
calabaza, sin duda se esperarán otro sabor, pero hasta esos caerán… creedme
porque en mi familia todos eran reticentes y ahora les encanta. Espero que en vuestro caso, ¡el éxito sea el
mismo!
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