martes, 10 de diciembre de 2013

Dulces de Burdeos

El pasado puente de la constitución he estado en Burdeos (Francia), y al igual que hice en mi anterior viaje a Munich, os voy a contar qué dulces típicos probé y qué me parecieron.


Cualquiera que vaya a Francia no puede irse sin comer lo que para nosotros es el más típico dulce francés: el croissant. La verdad es que se encuentran en cualquier pastelería o panadería, al igual que aquí. En mi caso me dejé guiar por mi olfato, y no pude evitar la tentación de coger uno en una panadería que me pilló de paso en uno de los paseos que dimos por la ciudad. Atraída por el olor, pedí un croissant al que no pude evitar dar un mordisco antes de hacer la foto.


Olía genial y sabía igual de bien, pero es que menos hubiese sido una decepción.

Otra cosa que no podemos dejar de comer en cualquier viaje a Francia, sea la ciudad que sea, es los crepés. Aquí no solemos comerlos, en todo caso en muchas cafeterías nos ofrecen tortitas con sirope y nata, pero no crepés. Así que por supuesto, en este viaje también tuve mi ración de crepés.



Finitos, con la salsa de chocolate y crema chantilly en vez de nata. Estaban buenos, pero si he de ser sincera, guardo mejor recuerdo de los que comí cuando fui de viaje a París… Y de eso hace ya 4 años  L.

Y por supuesto, no podían faltar los dulces típicos de Burdeos, los canelés. Son unos bizcochos pequeños con forma de flan a base de huevos, azúcar, harina, leche, mantequilla, vainilla y algún licor (ron normalmente), jugosos por dentro y dorados y crujientes por fuera. No suelen ser muy grandes, los que más se veían eran de bocado (literalmente) o de lo que yo llamaría tamaño cupcake, que es el que más se suele coger para comer una persona sola, y esos son los que yo probé.


En cuanto a sabor y textura pareció una mezcla entre un pastel de arroz y un bizcocho. Se trata de un bizcocho muy húmedo con un sabor que a mí me recuerda al pastel de arroz tan típico de Bilbao. Por fuera es crujiente, lo que contrasta con el interior, y personalmente no me entusiasmó, creo que es un dulce que como mejor está es recién hecho o calentito. El mío estaba frío, pero me he traído unos cuantos a Bilbao que recomiendan darles un golpe de horno antes de consumir, así que ya os contaré qué me parecen la próxima vez.

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